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viernes, 28 de septiembre de 2007

Deathwatch

Deathwatch (2002)

La acción se sitúa en el Frente Occidental. En medio de un ataque nocturno, un pelotón británico se vé atrapado en las alambradas enemigas y sorprendido por lo que parece ser un ataque con gas venenoso, formando una nube que los envuelve. Cuando atraviesan dicha nube, se encuentran con que han ocupado una trinchera alemana abandonada. Dispuestos a mantener la posición, los miembros del pelotón se instalan en ella, pero pronto empiezan a experimentar que algo maléfico habita en la trinchera.

Una nueva muestra de la reciente tendencia del cine contemporaneo a mezclar elementos terror y cine bélico. Esta producción británica, protagonizada por el joven actor protagonista de "Billy Elliot", supone una nueva vuelta de tuerca al cine que podríamos denominar “war horror”. Como suele suceder, el arranque de la película, con la ocupación de la misteriosa trinchera, resulta atrayente, pero luego la historia no sabe mantener el interés. Los fenómenos extraños que ocurren en la trinchera no bastan por sí mismos para crear una atmósfera tensa, y el guión tampoco acaba de desarrollar bien todos los temas que apunta (la responsabilidad del mando, la neurosis de guerra, cierta crítica antibelicista…). Al final todo se resuelve de una forma bastante poco verosimil y aun menos convincente, de un modo que recuerda a películas como “El Bunker” y “Barco Fantasma”.

Lo mejor de la película, sin duda, lo encontramos en la puesta en escena de la trinchera, cuya ambientación es sencillamente PERFECTA. El barro, la humedad, los cadaveres... todo está recreado con un realismo absoluto, que da una idea bastante clara de lo que fueron las trincheras en la I GM. Al menos por eso, sí que vale la pena ver “Deathwatch”. Medianamente entretenida.





Crítica de Reisman

jueves, 27 de septiembre de 2007

Senderos de Gloria (Paths of Glory)

Senderos de Gloria (1957)
Frente Occidental, año 1916. El alto mando francés quiere conseguir a toda costa romper el frente alemán, para lo cual deciden lanzar una ofensiva en un sector fuertemente defendido dominado por una importante colina. El general Boulard encarga esta tarea al ambicioso y falto de escrúpulos general Mireau. Éste, a su vez, ordena al Batallón del Coronel Dax que encabece el ataque. Este se realiza, pero resulta un desastre debido a la fuerte resistencia alemana, que obliga a los soldados a retroceder a sus trinchera. Ante el fracaso de la ofensiva, Mireau, furioso por la derrota, decide castigar ejemplarmente a la unidad de Dax fusilando a tres soldados por cobardía, que serán elegidos al azar entre los participantes en el ataque.

Senderos de Gloria” está considerada, con toda justicia, una de las Obras Maestras del Séptimo Arte. Muy posiblemente, solo el genio de Stanley Kubrick tenia la capacidad de crear una película como esta, el mejor alegato antibelicista jamás filmado. Pocas veces una historia ha sido tan bien filmada y con tanta intención. En “Senderos de Gloria” (toda una ironía ya desde su título) no hay lugar para el heroísmo ni por supuesto para esa “gloria”. Los hombres son enviados al matadero por generales deshumanizados que solo buscan su beneficio personal. Frente a eso, los hombres justos (Dax) se ven impotentes para detener la maquinaria bélica, que devora vidas amigas y enemigas sin un rastro de humanidad ni de esperanza.

Más alla del portentoso guión, Kubrick deja patente su vigorosa dirección en plano visual con sus estudiados travellings, (sobresaliente la escena en la que Dax inspecciona a sus tropas agazapadas en las trincheras antes del ataque) y su portentoso dominio del uso de los distintos planos de la narración. Escenas como las de la mujer que canta en la cantina para los soldados o las del fusilamiento de los tres "culpables" prácticamente crean un nudo en la garganta.

Por supuesto, tanto la puesta en escena como las actuaciones de los personajes principales, especialmente Kira Douglas en uno de sus mejores papeles, son sobresalientes. En definitiva, una película en la que cada diálogo, cada plano y cada gesto interpretativo están encajados con una precisión de mecanismo suizo; y todo ello puesto al servicio de una historia que abruma por su realismo y tensión dramática. En resumen, “Senderos de Gloria” constituye una reflexión mayéstica sobre la verdadera naturaleza de la guerra con el sello genial e irrepetible de Kubrick. Una película que no solo llega al cerebro, sino también al alma. Absolutamente imprescindible.